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EUAutomation News
La diversificación de la automatización
Tres formas en que los robots están diversificando el sector de la fabricación.
En 1969, Victor Scheinman inventó el brazo de Stanford, el primer robot articulado de seis ejes completamente eléctrico, y predecesor de los brazos robóticos que utilizamos hoy en día. En este artículo, Jonathan Wilkins, director del proveedor de equipos de automatización EU Automation, comenta las curiosas y fantásticas formas de diversificarse que los robots han experimentado desde 1969.
Con más de 384 000 robots industriales instalados en todo el mundo en 2018, según la Federación Internacional de Robótica, los robots están cobrando cada vez más popularidad. De hecho, su presencia se ha generalizado en las instalaciones industriales y ya no solo se usan para las aplicaciones que uno se imaginaría. Estas son tres de mis tecnologías favoritas.
Robots con piel dura
Una innovación en el campo de la robótica es una piel electrónica que aporta a los robots el sentido del tacto. Conocida como Wootzkin y desarrollada en la Universidad de Edimburgo, la piel electrónica está compuesta de nanoestructuras e incluye una electrónica subyacente que puede emplearse en la administración dirigida de medicamentos o en la tecnología de pinzas. Al igual que la piel humana, puede conferir al robot información respecto a la fuerza, la presión, la temperatura y la humedad, facilitando que los robots realicen tareas que requieran un alto nivel de destreza.
El tamaño del área sensible se puede modificar entre 50 micras y 12 pulgadas, adaptando así el robot a las necesidades específicas de la aplicación. Wootzkin funciona en un rango de temperatura que va de 0 a 180 grados centígrados, lo que permite que el robot pueda realizar tareas que requieran destreza en condiciones que los humanos no pueden soportar, al tiempo que mantiene un contacto delicado con los elementos frágiles.
Robots de autoensamblaje
Investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts han fabricado un kit que se puede usar para construir diversos robots usando solo cinco componentes. El profesor Neil Gershenfeld sentía curiosidad por el hecho de que todos los seres vivos se componen de 20 aminoácidos dispuestos en infinidad de combinaciones y quiso aplicar este concepto a la robótica.
El kit consta de cinco componentes diferentes, que incluyen componentes rígidos y flexibles, una bobina, piezas electromagnéticas y un imán, todo ello a una escala de cinco milímetros. Las piezas se pueden montar para que adopten diferentes formas, como un diminuto motor andante y un robot para cambiar de engranaje. El objetivo del grupo de investigación consiste en crear un robot de fabricación diseñado especialmente para ello y construido a partir de componentes estándar que se puedan desmontar y reutilizar fácilmente.
Afloración en la agricultura
La innovación robótica está manifestándose tanto en los campos de cultivo como en las fábricas. Se han conseguido avances gracias a la creación del GUSS (Global Unmanned Spray System, sistema global de pulverización no tripulado), un vehículo completamente automatizado y no tripulado dedicado a pulverizar pesticidas en las plantaciones. Este vehículo está ayudando a cubrir la escasez de trabajadores y resulta más eficiente que el pulverizado manual.
El GUSS genera un entorno más seguro para los trabajadores al reducir su exposición a las sustancias químicas potencialmente nocivas de los pesticidas. Utiliza láseres y parachoques sensibles al tacto que permiten que el robot tenga constancia de sus alrededores y se detenga inmediatamente cuando detecte un objeto, impidiendo así el posible daño a los productos y las personas.
Durante la creación del GUSS, el mayor problema fue que el GPS no funcionaba constantemente bajo las copas de los árboles. Para solucionarlo, se instalaron sensores y software, como conectividad celular, a fin de complementar al GPS. Las señales celulares y de radio se transmiten al vehículo de control, operado por una persona, lo que permite que varios robots envíen los datos de posición, las estadísticas y una transmisión en directo desde su cámara situada en la parte frontal. El GUSS también ofrece a los fabricantes la capacidad de analizar toda la información pertinente, como el volumen de pesticidas empleado en cada planta, algo que puede resultar útil a la hora de vender los cultivos a los compradores.
Los que usen máquinas autónomas, como el GUSS, disfrutarán de menos errores, lo que conllevará menos tiempo perdido y un aumento del ahorro en costes.
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